Rafael Montán
Mujeres llorando por la muerte de Trujillo (Padre de la Patria Nueva, Primer Maestro, Benefactor, Perínclito Varón de San Cristóbal, El Jefe, etc.). Deseaban el fusilamiento de los que, "al matar a El Generalísimo también mataron a la Patria". FOTO: OGM Central de datos.
La mayoría de los dominicanos quería mucho al tirano Rafael L. Trujillo. Su foto aparecía en los cuadernos de los niños y en las salas de viviendas. Familias pobres y ricas exhibían con orgullo la placa que decía "EN ESTA CASA TRUJILLO ES EL JEFE". Cuando lo mataron (30-5-1961), no hubo fiesta, sino muchas lágrimas. ¿Por qué? Porque, donde gobierna un tirano durante dos o más décadas, la gente, por ignorancia o temor, tiene los ojos cerrados debido a la falta de medios de información libres, exceso de delatores y una constante propaganda que pone a niños y adultos a creer que el gobernante es el salvador de la nación, el insustituible.Igual sucederá en Cuba cuando muera Fidel Alejandro Castro Ruz. Serán muchos los cubanos que llorarán y después, al recibir la luz de la verdad, defenderán el derecho a tener partidos de oposición que compitan en elecciones libres; habrá sindicatos, Justicia y medios de comunicación no controlados por un régimen que fusile, aprese y torture por motivos políticos; y condenarán a quien, desde hace casi medio siglo, mantiene en cada barrio Comités de Defensa de la Revolución (CDR), grupos de chivatos que tienen el deber de saber e informar todo lo que "se mueve" en cada casa y quiénes asisten a las manifestaciones encabezadas por El Comandante.
Los presidentes de gobiernos democráticos tienen el deber ineludible de combatir la corrupción, las injusticias, el desempleo, el alto costo de los alimentos y las deficiencias en los servicios de salud y educación, para que los pueblos no cometan el error de preferir el camino que conduce al abismo en el que se pierden los derechos humanos.
Mujeres llorando por la muerte de Trujillo (Padre de la Patria Nueva, Primer Maestro, Benefactor, Perínclito Varón de San Cristóbal, El Jefe, etc.). Deseaban el fusilamiento de los que, "al matar a El Generalísimo también mataron a la Patria". FOTO: OGM Central de datos.
La mayoría de los dominicanos quería mucho al tirano Rafael L. Trujillo. Su foto aparecía en los cuadernos de los niños y en las salas de viviendas. Familias pobres y ricas exhibían con orgullo la placa que decía "EN ESTA CASA TRUJILLO ES EL JEFE". Cuando lo mataron (30-5-1961), no hubo fiesta, sino muchas lágrimas. ¿Por qué? Porque, donde gobierna un tirano durante dos o más décadas, la gente, por ignorancia o temor, tiene los ojos cerrados debido a la falta de medios de información libres, exceso de delatores y una constante propaganda que pone a niños y adultos a creer que el gobernante es el salvador de la nación, el insustituible.Igual sucederá en Cuba cuando muera Fidel Alejandro Castro Ruz. Serán muchos los cubanos que llorarán y después, al recibir la luz de la verdad, defenderán el derecho a tener partidos de oposición que compitan en elecciones libres; habrá sindicatos, Justicia y medios de comunicación no controlados por un régimen que fusile, aprese y torture por motivos políticos; y condenarán a quien, desde hace casi medio siglo, mantiene en cada barrio Comités de Defensa de la Revolución (CDR), grupos de chivatos que tienen el deber de saber e informar todo lo que "se mueve" en cada casa y quiénes asisten a las manifestaciones encabezadas por El Comandante.
Los presidentes de gobiernos democráticos tienen el deber ineludible de combatir la corrupción, las injusticias, el desempleo, el alto costo de los alimentos y las deficiencias en los servicios de salud y educación, para que los pueblos no cometan el error de preferir el camino que conduce al abismo en el que se pierden los derechos humanos.
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